viernes, 3 de junio de 2011

Capitulo 6 - La mirada

Me levante de la cama y me dirigí al salón, estaba toda la mesa llena de comida: zumo de naranja, tostadas, cruasanes, dulces, galletas… Estaba todo delicioso y tenia mucha hambre. Decidí empezar por aquellas tostabas recubiertas de mantiquilla, tenia tan buena pinta… que no quería que se acabasen, luego un sorbo a ese zumo de naranja recién exprimido, sabia todo tan bien, que pensé que todo lo había preparando con esmero y cariño.

Después de desayunar toda aquella deliciosa comida me dirigí a ducharme, en cuanto me salí de la ducha cogí mis vaqueros favoritos con mi sudadera color azul marino y mis converse desgastadas. Todo empezaba como una mañana normal aunque con algunos pequeños cambios, Dylan ya no permanecía abajo de mi casa esperándome en el banco, sentado para ir al instituto… Todo era tan triste… pero ya tenia que empezar una nueva vida, se lo prometí a Kate.

Salí de mi casa, me eché la mochila al hombro y esperé que en autobús viniese. Subí en él y no había nada a diferente, había gente de todo tipo, escuchando música con sus Ipod’s, gente llamando desde sus Blackberry’s o simplemente mirando el paisaje a través de la ventana como yo.

Mientras dejaba caer mi mano en mi barbilla viendo el paisaje de la cuidad, me daba cuenta de que estar triste no sirve para nada y que en la vida si no eres fuerte te hundirás. Así que me conciencie de que desde este día iba a ser todo lo posible por estar bien y así toda la gente que me rodea también lo podrá estar, sobre todo por Kate, ella sufre mucho cuando me ve así, por ella aré el esfuerzo –pensé- todo por ella.

Bajé del autobús y vi a Kate sentada en banco de afuera del Instituto, me dirigí ella y antes de que pudiera pronunciar algo Kate se adelantó:

-¡Chrys! –dijo corriendo hacia a mí con la mano levantada haciendo el gesto de saludo.

-¡¡Hola Kate!! –dije abrazándola cuando ya estaba enfrente de mí.

-¿Qué tal estas? ¿Te encuentras mejor? ¿Te gusto el desayuno? –dijo mirándome todas las partes de mi cuerpo como si algo raro tuviese.

-Sí, estoy bien, no te preocupes –dije para aliviar esa incertidumbre de su cara- y el desayuno ¡buenísimo!

-¿De verdad? ¡¡Gracias!! La verdad es que estoy planteándome ser cocinera –dijo con tono burlón y entre risas- no sé, no sé…

-Ya me contaras –dije entre risas- entremos, que es tarde.

Cuando entramos en el Instituto me sentía una persona extraña e indiferente a los demás, nunca había pertenecido al grupo de los populares pero tampoco a los de los marginados. Pero hoy era diferente me sentía como si no perteneciese a este lugar, una sensación extraña que no podría explicar con palabras.

-¿Chrystalle? –dijo Kate con cara de preocupación.

-¿Sí? –Dije despistada- ¿Qué pasa?

-Nada, te veía distraída. ¿Qué toca a primera hora?- dijo rebuscando entre sus enormes carpetas llenas de papeles -como para ver algo aquí, tanto papeleo para nada –dijo refunfuñando.

-Creo que Matemáticas, con el Señor Fits –dije con cara de asco.

-¡Oh no! Mates…el sí que va a poner la misma cara que tienes, cuando sepa que no hice los deberes… -dijo entre risas.

-Jajaja, no te preocupes yo te los paso, ¿de acuerdo? –dije guiñándole un ojo.

-¡Eres mi salvación! –dijo entrando en la clase cuando ya todo el mundo se había sentado.

-¡Señoritas, entren es tarde! –dijo el Señor Fits.

-Ya voy, ya voy –dijo Kate con desganas.

Entrando en la clase alguien se nos acerca con una mirada iluminada, era alguien que conocía muy bien a Kate y quizás Kate no se diera cuenta, era Matt.

-¡Oh Kate! ¿Cómo te ha ido el fin de semana? –dijo con una mirada brillante y una sonrisa en los labios.

Como os supondréis, Matt está enamorado de Kate pero es… bueno es especial, si se puede decir de alguna manera, pero Kate no le hace caso y como siempre es desagradable con el pobre Matt, aunque él se empeña en quererla como siempre ha hecho.

-Me ha ido mal, tan solo con verte –dijo desviando la mirada y en un tono bajo.

Kate no quería que en el corazón de Matt hubiera alguna esperanza, siempre iba a ser un no.

-¡No me digáis eso! Me vais a romper el corazón en mil trizas –dijo con un tono poetíco.

-Señoritas y señoritos, no estamos en una función de teatro, por favor tomen asiento y dejen de tontear a estas horas de las mañana.

Nos dirigimos a nuestros respectivos sitios, estábamos juntas aunque en algunas clases Kate y yo estábamos muy separadas, pero menos mal que en matemáticas siempre íbamos a estar juntas, juntas para poder pasarle la tarea a Kate.

-Corre Chrys, déjame los ejercicios, que si no seguro que me elije para salir a la pizarra, ya sabes cómo es ¡Venga! –dijo metiéndome prisa.

Yo tenía muchos libros y muchos papeles en la mochila y en la carpeta, no podía ir con la rapidez que me pedía Kate, encima que se los dejo…Algunas veces es mala conmigo pero le quiero mucho.

-Toma, toma –dije ofreciéndole mi cuaderno en cuanto alguien alzó la voz desde en medio de la clase.

-¡Kate! ¡Kate! Quiere hacer los ejercicios que mandaste la semana pasada, seguro que los tiene muy bien –dijo Matt desde su pupitre.

-Bueno Matt, no tenía pensado corregir los ejercicios pasados pero si te empeñas, que la señorita Laybrits salga a la pizarra –dijo mirando a Kate con intriga, el profesor Fits sabía que Kate casi nunca hacia los ejercicios de matemáticas, así que esto iba a ser un duelo con ella y la tiza. Esto pintaba mal.

-Eh… Eh bueno, estoy convencida, señor Fits que Matt los tendrá mejor, no me quiero arriesgar ni tampoco es mi intención superarle así que le cedo el puesto –dijo Kate muy nerviosa y cruzando los dedos.

-¿Entonces? ¿Qué deciden? –dijo Fits con una cierta duda en sus ojos y haciendo una mueca con su boca con intención de dar impresión de estar pensando.

Kate le hecho una mirada asesina a Matt y el, desde la punta de la clase pilló la indirecta. Salió a la pizarra y como siempre, el ejercicio estaba perfecto.

Las tres primeras horas se hicieron eternas y nunca veía ese pequeño espacio de tiempo del recreo pasando por el reloj. Salí del brazo de Kate aunque alguien nos separó.

-¡¡Eh Kate!! –Dijo una chica a lo lejos- ven, mira quien esta aquí –dijo haciendo una seña con la mano para que acudiera al lugar donde se encontraban.

-¿Eh? ¿Quién es? –dijo Kate muy sorprendida.

A Kate siempre se le olvidaban las cosas y yo era la encargada de recordárselo.

-Kate es tu amiga, esa que te dijo que ibas a conocer a un chico muy muy guapo ¿Te acuerdas? –dije demasiado lenta y en ese tiempo a Kate le dio tiempo de correr tras el grupo de aquellas chicas que se encontraban al otro lado del pasillo.

Me quede sola, una vez más.

Iba a soltar los libros en la taquilla, tenía muchos y no podía con todos así que me digne a cruzar el enorme pasillo que conectaba todas las aulas en cuanto un chico alto y de pelo negro con unos auriculares me miro de una manera extraña y quizás siniestra. Mientras caminaba sentía que el tiempo no pasaba y que mis mechones de pelos se paralizaban y que el movimiento no existía, no había aire ni viento, no había nada en aquel momento, solo dos miradas cruzadas en un mismo tiempo.

Me frené, mejor dicho frené frente a el, y mi equilibrio no era bueno en cuanto sentí que mi cuerpo perdía la estabilidad, sentía que me caía, y que los libros iban a salir desperdigados por aquel inmenso pasillo. Iba a hacer el ridículo en cuanto el me cogió de la mano y con un movimiento grácil y frágil me condujo a que pudiera ponerme de pie de nuevo. Estaba tan preocupada en el ridículo que iba a pasar que no analicé el flujo de sentimientos que invadieron mi corazón por instantes, quizás calor y frío, luz y oscuridad, amor y odio… quizás la fusión de aquellos sentimientos formando uno, aquel que habitaba en mi corazón por entonces.

Yo estaba sana y salva pero mis libros no se escaparon de su destino, estaban por el suelo y cada hoja por un lado, pensé que iba a tomar todo mi tiempo del recreo en recoger todo aquello pero en ese momento me di cuenta que aquel chico se estaba dignando a ayudarme. Reaccioné e intente volver a la realidad y ayudarle a recoger mis libros.

Una vez en mis brazos quise agradecerle de alguna manera que me salvara la vida, aunque solo pude decir lo necesario que podría hacer en aquel momento.

-Gracias –dije apartándome un mechón de mi pelo que me cubría media cara. Creo que pude percibir que una tímida risa salía de mis labios, pero la suficiente mente grande para que se diese cuenta de que estaba agradecida de verdad.

1 comentarios:

*Kuroneko* dijo...

Pfft, pobre Matt xD. Tanto que la quiere a Kate y ni pelota xD. Y aww por la mirada del chico bonito este <3

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Una nueva y apasionante novela, que te enamorará con su misterio. Solo tú puedes averiguar que se esconde a través del cristal... "Tu tambien escribistes en un cristal sin saber quién te podía responder..."